Siendo el propósito de esta colección «El Periscopio» el de traer al presente puntos de vista pasados que nos ayuden a interpretarlo, en pocos casos se justifica tanto como en el de las mujeres que abrieron el camino a la plena participación femenina — y feminista— en el panorama intelectual y político de nuestro país.
Esto es aplicable paradigmáticamente a Carmen de Burgos, conocida por su seudónimo periodístico «Colombine», una de las figuras más destacadas de la intelectualidad progresista femenina en España en las primeras décadas del siglo pasado. Su producción literaria abarcó territorios muy diversos, destacando la novela, el ensayo y la crónica periodística, prestando siempre una atención especial a la realidad social y los derechos de la mujer, en España y en los países que visitó en el transcurso de viajes de los que dio cuenta en sucesivos libros.
El segundo de ellos tuvo lugar en 1911, cuando, acompañada por su hija María, Carmen recorrió tierras francesas, belgas y luxemburguesas, dejando registro en un volumen construido sobre las cartas enviadas por la autora a Rubén Darío.
Cartas sin destinatario es una espléndida obra literaria con hechura de crónica de viajes que retrata a los países visitados, a España y a la propia autora y su época por igual. De su lectura surge la voz de una mujer poliédrica y poderosa, con una sensibilidad artística y estética, una conciencia social y política, y una curiosidad extraordinarias.
Nacida en Almería en 1867 en el seno de una familia burguesa, Carmen de Burgos Seguí, la mayor de diez hermanos, se casó muy joven con Arturo Álvarez Bustos, periodista y vividor, con quien tuvo cuatro hijos de los que solo sobrevivió María de los Dolores.
En 1901 ganó una plaza de profesora en la Escuela Normal de Guadalajara y se trasladó primero a esa ciudad y luego a Madrid, emancipándose de su marido y comenzando la que habría de ser una brillante e intensa carrera literaria, política y periodística al servicio de causas sociales progresistas y, en especial, del activismo feminista.
Tomando como punto de partida sus columnas periodísticas escribió libros tan influyentes como El divorcio en España (1904), El artículo 438 (1922) y La mujer moderna y sus derechos (1927), así como numerosas novelas y crónicas de viajes. Participó en las principales instituciones culturales de la época —fue la tercera mujer en incorporarse al Ateneo de Madrid— y en partidos políticos co-mo el PSOE y Unión Republicana, y se relacionó estrechamente con personalidades como Vicente Blasco Ibáñez, Ana de Castro y Ramón Gómez de la Serna.
Con este último mantuvo una dilatada relación amorosa que concluyó tristemente pocos años antes de la muerte de Carmen, acaecida el 8 de octubre de 1932, habiendo mantenido hasta el último día su trabajo por la II República y por los derechos de la mujer.