Pataxú es un héroe pequeño de lo más grande; y de los elefantes, las boas, los corderos, las flores… Es, también, la misma caja donde guarda su estrella y tesoro, y la luna que le persigue. Es sueños en voz alta y con los ojos cerrados, autores antiguos, y algún que otro sombrero.
Pataxú es una historia de historias; un relato de candor, poesía e inocencia en alas de niño, para sobrevolar, si fuera el caso, ese paraje que habitan las «personas mayores».
El pequeño Pataxú es la primera edición en castellano de la admirable obra Patachou, petit garçon, de Tristan Derème (1889-1941) publicada en 1929 y que alcanzó, en apenas veinte años, 53 ediciones. La obra, plena de excelencia, genio e ingenio, pureza y referencias, se relaciona de manera indefectible con El Principito, de Saint-Exupéry; tesis y lecturas de sus universos —y algunos corderos— coinciden en que en ella inspiró su obra. Pero, como dice el ensayista Denis Boissier, «…decir que Saint Exupéry plagió Pataxú es exagerado. Pretender que solamente se inspiró, es demasiado poco decir. En el primer caso, se insulta la memoria de Saint-Exupéry. En el segundo, no se hace justicia a Tristan Derème».
Poco importa, mientras sigamos mirando a lo esencial.
Tristan Derème, seudónimo del narrador y poeta francés Philippe Huc (1889-1941), quien también utilizó los nombres de Théodore Decalandre y de Philippe Raubert, fue autor de una importante obra poética y en prosa (novela y artículo periodístico) de lo intimista, lo sencillo y lo cotidiano. En 1938 recibió el Gran Premio de Literatura de la Academia Francesa.
Fue fundador, junto a poetas como Francis Carco, de la L’École fantaisiste (Escuela Imaginativa, en la línea de la “Alta Imaginación” representada en España por autores como Rafael Pérez Estrada, 1934-2000), movimiento renovador de la poesía francesa de principios de siglo XX en contraposición a la figura de Stéphane Mallarmé y los simbolistas. Su repercusión fue limitada en el tiempo por el estallido de la I Guerra Mundial y la subsiguiente deriva desde la fantasía al realismo.
Según Michel Cointat, la estética de Derème se resume con las palabras: elegancia, simplicidad y amor a la naturaleza, así como por un característico uso del humor.
Desde su libertad espiritual y su generosidad para con sus compañeros de generación y maestros, en sus libros, como en éste de Patachou, petit garçon, acostumbraba a incluir versos de otros poetas como François Coppée, Jean Marc-Bernard, Charles Baudelaire, Victor Hugo, Jacques Delille, Hégésippe Moreau, Francis Jammes o Rémy de Gourmont.